martes, 28 de junio de 2011

Palacio Clavijero De Morelia


Majestuosa edificación de estilo barroco que data de mediados del siglo XVII. Fungió originalmente como sede del Colegio Jesuita de San Francisco Javier, hasta 1767. Posteriormente fue correccional para sacerdotes y en 1824 se instaló el Congreso de Michoacán. Es uno de los monumentos arquitectónicos más importantes de la Ciudad.
El monumental edificio es en realidad un complejo arquitectónico de estilo barroco. Su fachada de dos plantas, es una de las perspectivas urbanas más interesantes de Morelia por su extensión y calidad estilística.
Con el fin de conservar esta obra, en los años 1969-1970 se promovió y concluyó su total remozamiento. El antiguo colegio jesuita debe su actual nombre a uno de los más brillantes maestros que tuviera esta orden Francisco Javier Clavijero, nacido en Veracruz, hijo de padres españoles. Fue educado en París, regresó a la Nueva España para encargarse de las Alcaldías Mayores de Teziutlán y Xicoyán, en Puebla. Ingresó a la compañía de Jesús, en el año 1748; allí se dedicó al estudio de las ciencias físicas y naturales, y de los clásicos latinos y castellanos. Clavijero dejó constancia de su sabiduría también en el terreno de la filosofía neohumanista, en las páginas de su libro Diálogo entre Filiteles y Paleófilo.
Al ser expulsados los jesuitas, en 1767, Francisco Javier Clavijero sufrió también el destierro, y murió en Bolonia, Italia, el 2 de abril de 1787. Sus restos mortales reposan hoy en la Rotonda de los Hombres Ilustres, de la ciudad de México.
En el edificio, ahora, laboran distintas oficinas de Gobierno, entre las que se encuentra la Coordinación de Asuntos Culturales y Turísticos.





 Suntuosa construcción de estilo barroco de mediados del siglo XVII. En su origen fue sede del Colegio Jesuita de San Francisco Javier, hasta 1767, y luego fue correccional para sacerdotes. En 1824 se estableció aquí el Congreso de Michoacán. Entre 1969 y 1970 se realizaron importantes trabajos de restauración. Sin duda es uno de los más importantes monumentos arquitectónicos de Morelia y ahora aloja diversas oficinas de gobierno.



Ubicado en el centro histórico, fue edificado en el siglo XVII bajo la influencia arquitectónica del barroco. En 1767 dejó de ser sede del Colegio Jesuita de San Francisco Javier y en 1824 albergó a los miembros de la primera legislatura de Michoacán.


De pie frente a la entrada, se avista un amplio patio cuyo centro es ocupado por una fuente que no cesa de invitar a pasar. Ya dentro, un solemne ambiente se impone y obliga a caminar despacio los largos pasillos flanqueados de altas columnas y barandales. Estas cualidades lo convierten en uno de los más bellos monumentos de Morelia.  
Actualmente, en las estancias se favorece la enseñanza artística de alto nivel y la difusión cultural.




Suntuosa expresión del barroco tablerado este edificio es la grandiosa herencia que, a su paso por Michoacán, dejaran los Jesuitas. Su construcción principió el 2 de diciembre de 1660, por iniciativa del obispo Marcos Ramírez del Prado. En sus inicios funcionó como colegio. Al triunfar el movimiento de Independencia, y cuando formaron los Estados de la República Mexicana una Federación, aquí se instaló el Congreso de Michoacán. Con el fin de conservar esta obra, en los años 1969-1970 se promovió y concluyó su total remozamiento. El antiguo colegio jesuita debe su actual nombre a uno de los más brillantes maestros que tuviera esta orden Francisco Javier Clavijero, nacido en Veracruz, hijo de padres españoles. Fue educado en París, regresó a la Nueva España para encargarse de las Alcaldías Mayores de Teziutlán y Xicoyán, en Puebla. 



Ingresó a la compañía de Jesús, en el año 1748; allí se dedicó al estudio de las ciencias físicas y naturales, y de los clásicos latinos y castellanos. Su interés por las lenguas griega y hebrea, estaba a la par del que tenía por las aborígenes náhuatl y otomí, con las que profundizó en el conocimiento del carácter indígena y, por consecuencia, de sus antecedentes; esto le permitió escribir su meritoria Historia Antigua de México. Clavijero dejó constancia de su sabiduría también en el terreno de la filosofía neohumanista, en las páginas de su libro Diálogo entre Filiteles y Paleófilo. Al ser expulsados los jesuitas, en 1767, Francisco Javier Clavijero sufrió también el destierro, y murió en Bolonia, Italia, el 2 de abril de 1787. Sus restos mortales reposan hoy en la Rotonda de los Hombres Ilustres, de la ciudad de México. En el edificio, ahora, laboran distintas oficinas de Gobierno, entre las que se encuentra la Coordinación de Asuntos Culturales y Turísticos.







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